Y así pasan los días,
Sin nada que esperar…
Sin nada que desear…
Y si por casualidad
Llega alguna novedad,
A todos les da igual
Porque ellos simplemente
Allí se quedarán,
Sin nada que esperar…
Sin nada que desear…

Hasta que ella nació.
Alguien especial llegó.
Con ganas de cambiar,
Mejorar, Luchar,
En este bello lugar.
Tomando siempre lo mejor,
De cada uno de sus vecinos,
Con disciplina y con brío,
Hizo florecer lo sequío
Y con flores adornó
Cabellos, iglesias,
Corazones y fiestas.
Creció con el esplendor
De un botón de flor abierto.
Esperanza y energía
Eran su fiel compañía
Para sacar sonrisas
A todo el que veía.
A él también cautivó
Con su inocencia y simpatía
El viaje todo valía
Por estar con su amor.
El era todo un galán.
Valiente y buen amigo,
Realmente era un buen partido
Para aprender a amar.
Cuando llegó la hora
De demostrar su gallardía
No dudó en alistarse
Y prestar su compañía.
Carmen Rosa lo quería
Y ella a él lo enloquecía,
Todos en el pueblo esperaban
Y con cariño preparaban
Aquel grandioso día.
Pero el cruel destino dispuso
Que…. Fuera otro del montón.
Con los que ya no están paró,
No sin dejar de destrozar
El pequeño y noble corazón
De quien es ahora,
Su prematura viuda.

Triste… abandonada…
Con el pueblo combinada
Hasta que se dio cuenta
Que esa no era ella,
Ademas no tenia ganas
Y tampoco quería,
Recordar día tras día
Que sus flores no cabían
En ese moribundo lugar.
Partió con un poco de tristeza
pero con mucha decisión,
dejó el Llano y hacia el Oriente
su camino emprendió.